About

(Imagen de Patricia Gil Martínez.)
Músico y escritor; recientemente también Especialista en Terapia con el Arte certificado por la institución de psicología Escuela Española de Desarrollo Transpersonal.
Nacido en Barcelona en la era predigital. Interesado desde siempre en las artes, especialmente música, cine y literatura. Desde muy joven escribí relatos y canciones, y empecé a actuar en muy diversas bandas de pop-rock (con toda la variedad de sonidos que puede abarcarse en esa categoría); en principio sólo como guitarrista, y en los últimos diez años también como cantante en el power-trío Tren de Sombras.
Igualmente fui miembro co-fundador de la primera encarnación del colectivo experimental Eterea, ocupándome de la guitarra en sus dos primeros álbumes. También colaboré como autor de poemas y relatos en diversos fanzines y revistas literarios, de los que destacan Revista Ferbero (ya desaparecida) y Tusitala Project. Además, recientemente he publicado mi primer libro de poemas, "El océano puede esperar" (Coolbooks, 2024).
Especialmente interesado en el triple maridaje sonido-palabras-imagen. Siempre buscando otras herramientas y vías de expresión, disfruto usando los más variopintos cacharros y juguetes antiguos para hacer cosas que otros hacen sólo con un controlador midi. En la era del megaconsumo online y de los plugins vintage, me encanta la idea de conferir un uso creativo a los trastos viejos en vez de tirarlos al container. (Estooo, pero también puedo hacer cosas con un controlador midi.)
También interesado en la experimentación con sonidos abstractos; el Arte Sonoro; el uso del sonido para crear entornos inmersivos y/o terapéuticos; la fusión del sonido con palabras (cantadas o recitadas) y/o con la interpretación teatral para dar lugar a nuevos formatos de expresión artística y/o herramienta terapéutica, etc.; siempre adquiriendo formación de todo ello con diversos talleres y cursos a los que asisto constantemente.
Enric deSombra es un work in progress constante y yo mismo no sé a dónde me llevará. Disfruto como un enano de todo el proceso. Bueno, también lo sufro un poquito. Como sabe cualquiera que se dedique a cualquier forma de arte, la energía aplicada siempre es mucho más grande que el resultado obtenido. Pero ese instante de epifanía en que todos los elementos convergen y puedes apenas atisbar otro mundo a través de tu trabajo, ese único segundo que sucede de vez en cuando, es el combustible más potente para seguir adelante. Por muchos años.